El viernes pasado fue el Día de las Librerías, un nuevo
intento de acercar la lectura a los que leen. Y digo día dedicada a los que leen ya que los que no lo hacen no entran en
esos monumentos, salvo que haya una pantalla de televisión y den en directo la
última separación de Belén Esteban. Muchos escritores acudieron a esos templos
de las ideas en papel entusiasmados con los encuentros con sus lectores. Y lo hicieron, me refiero a los escritores,
acomodados en lugar preferente, de forma que el posible comprador comprobara
que los escritores son de carne y hueso y que se diferencian del
resto de los mortales en que dedican mucho tiempo a leer y a escribir sus ideas,
para que otros las disfruten o hagan con ellas lo que les venga en ganas, pues
una vez que pagan el precio del libro reciben con el billete de pago el derecho a la
interpretación y la vivencia, ¡faltaría más!
En ese menester me encontré con mi amigo Antonio Cabrera
Cruz. La librería, situada en la Avenida
Felo Monzón de Siete Palmas, se llama Sueños de Papel y es propiedad del también escritor de novelas
fantásticas Rayco Cruz. Está coqueto el lugar lo que denota que su dueño lleva la
profesión con dedicación y cariño. A
decir verdad, tengo que añadir que, mientras estuve allí, hubo gente que entró y
se interesó por los libros, lo que abunda en mi planteamiento anterior de que
se trataba de lectores y no de nuevos amantes de las letras entusiasmados o
enganchados por la feliz idea de dedicar un día al menester. ¡Ojalá esté
equivocado! De todas formas, bienvenida sea la feliz idea, aunque sea ni más ni menos que por el bien de la
causa.
Bueno, a lo que íbamos, Antonio Cabrera Cruz, de quien en
este Blog tienen los seguidores referencias anteriores, es amigo desde hace
mucho tiempo. Compartimos tareas en Puerto Rico de Gran Canaria cuando ambos
éramos mucho más jóvenes, él más que yo también hay que decirlo. Desde ese
encuentro trabajando en turismo, tuve claro que su juventud no era un
condicionante para la madurez. Recuerdo horas
de conversaciones basadas en su forma de entender la vida y sus sueños.
Cuando lo conocí ya era maestro, al igual que yo, y tenía claro que por esos
derroteros encaminaría su vida, como así fue. Recuerdo haberle animado a opositar.
Brilló con unos resultados excelentes y sin tener que esforzarse hasta la
última prueba cuando ya se vio, casi sin creerlo, en la puerta del acceso a la
función pública, lo que habla de la gran preparación y bagaje intelectual que
aportó en esos momentos tan difíciles para muchos. Luego, emprendió el camino
de la enseñanza y tras unos años de servicio se fue a Holanda, donde vivió la
experiencia con entusiasmo y aprovechamiento. Siempre nos mantuvimos en
contacto y pasados los años coincidimos en tareas distintas dentro del mundo de
la educación y en ciertos entretenimientos comunes, me refiero al periodismo
escrito y radiofónico y también en nuestro amor por la literatura. Hemos llevado vidas casi paralelas, por aquello de nuestros gustos y profesiones.
Hace muy poco tiempo coincidimos en el cardiólogo aquejados ambos
por goteras propias de la edad, otra coincidencia más, aunque sigamos viviendo la misma diferencia en
la edad, y me habló de KOPI LUWAK
(Querida) su último libro publicado en Anroart Ediciones. Estaba el hombre
entusiasmado y orgulloso del trabajo realizado en esta nueva propuesta y me
animaba a que leyera el libro. Nos separamos en aquel momento y tras llamarnos
con posterioridad para comprobar que las dolencias de nuestras máquinas centrales son recuperables,
le comuniqué que ya tenía el libro y que andaba liado en su lectura y que tan
pronto como terminara de devorarlo le comentaría mi parecer. Y así lo hice y
ese parecer quiero compartirlo con ustedes.
KOPI LUWAK (Querida)
es una novela muy distinta a las otras obras que hasta el momento Antonio Cabrera tenía en
el mercado, con un contenido y una trama cuidados al máximo, con unas cargas
(documental, histórica, filosófica...) dignas de reconocimientos y para quien
conocemos íntimamente al autor, con paisajes personales muy de agradecer al
exponerlos de manera tan generosa y valiente. La obra literaria está cuidada al
máximo y te lleva, en una lectura apasionante, hasta la última página
interesado en como resolverá el enigma. He disfrutado mucho de la lectura,
también del amplio recorrido por el mundo, que es cercano y a la vez en muchos
casos lejano y desconocido, de este nuevo libro he aprendido mucho sobre temas que
desconocía y eso para quien escribe estas letras es digno de elogios.. Me he
enfrascado en la literatura del autor y maestro que no ha olvidado su pasión
por disfrutar un orden y hacerlo con respeto por el legado recibido, uno de
entre tantos ejes que marcan profundamente su nueva obra y también su estilo de
vida. Recibo con alegría esta nueva criatura de mi amigo Antonio Cabrera Cruz y
recomiendo, a mis otros amigos, que descubran el significado de este KOPI
LUWAK (Querida) como yo lo he hecho,
augurándoles buenos ratos del placer de su lectura. Gracias Antonio, por la obra y por tu dedicatoria cargada de cariño, que es mutuo y de amistad eterna.
Me siento halagado. Gracias por tu amistad y generosidad. Fue un verdadero placer compartir el viernes los ratos literarios contigo. Un fuerte abrazo,
ResponderEliminarAntonio