EL MAR, ESE GRAN DESCONOCIDO
Pedro José Santana Saavedra
Érase una vez un pueblo muy pequeño y lejano adentrado en las montañas de las partes inferiores del planeta. Estaba gobernado por uno de sus habitantes, el hombre más viejo de todos ellos. Era un pueblo ignorante del mundo exterior y sus maravillas. Ellos sólo conocían su TIERRA, su CIELO y cómo trabajar para comer y vivir, pero eso era suficiente para una comunidad que no necesitaba respuestas porque no tenían preguntas.
Un buen día a este pueblo ignorante llegó un hombre llamado Perico que consiguió desvelar la única incógnita que tenían: ¿CÓMO ERA EL MAR?
Todos tenían sus historias y se las contaban al forastero antes de que él abriese la boca:
-- Yo creo que el mar es un gran búfalo al que todo el mundo adora, decía uno.
-- Calla, el mar es como el cielo pero se puede tocar, decía otro.
-- No, yo pienso que el mar es un gran oasis pero sin fin y cuando entras en él ya no eres la misma persona, comentaba otro.
Todos querían dar su versión de cómo era el mar. El hombre los miraba asombrado y con ganas de desvelar sus dudas. Perico, cansado ya de escuchar tantos comentarios se sentó en una piedra y dijo:
-- Escuchad todos, el mar es un gran abismo de agua salada que cubre muchas partes de la tierra que pisamos. Esta agua cuando la miramos es azul, pero si la cogemos en las manos es transparente y escurridiza, con sólo mirarla nos sentimos llenos de vida.
-- ¡Sí!, replicó asombrado un habitante del pueblo.
-- Pero esto no acaba aquí, siguió contando Perico, ¡en el mar hay vida!
-- ¿Vida?, preguntó con mucha curiosidad otro de los habitantes del pueblo.
-- ¡Sí!, exclamó Perico, porque si pudiéramos contemplar el fondo del mar no veríamos solamente abismo sino que veríamos un impresionante paisaje como en la misma TIERRA, con montañas, valles y llanuras pero todo cubierto por miles de metros de agua.
En ese mismo instante los pocos habitantes que en aquellas montañas estaban quedaron como hipnotizados oyendo semejante historia. Perico siguió contando todo lo que sabía del mar y les dijo, lo más asombroso de todo es que hay vida en esas aguas, son los peces, el tiburón, el calamar, el delfín, las ballenas y muchísimos más animales marinos. También les dijo que podría estar hablando del mar horas y horas y no terminaría nunca.
Bastaron unos pocos minutos para que aquellos hombres llenaran sus bolsas de víveres y ropa y salieran en busca del mar, “ESE GRAN DESCONOCIDO “.
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