A mi tío Antonio Reguera González, todo bondad, y con quien he aprendido a amar nuestras raíces.
Crepúsculo
Ha pasado casi un siglo y nada es igual. Piso la arena con zapatos, sin sentirla bajo las plantas desnudas de mis pies. Bermejos sin colores negros, sin vides, sin socos hechos de rocas del malpaís y de la mano de José Cabrera. Solo con recuerdos de cuando fue hogar. De espaldas a la estructura que fue agasajo y cariño, de frente árboles que no huelen a azahar ni a moscatel, ni a malvasía, que atraigan a las abejas a realizar su menester. Mi bastón sostiene un poco menos de cien años. Atrás quedaron gritos de chicos, cantos de la tierra: << el sorondongo, mondongo del fraile, que salga la niña… …>>, jornadas de cacerías en el volcán, vendimias, pisadas del fruto en el lagar y vasos de mosto para celebrar la vida.
Solo permanece erguida al fondo, más allá del malpaís, la Montaña de Tamia. La veo con nubes que difuminan su cima, acompañándome como siempre lo hizo, dejando pasar el tiempo y escondiendo su rostro ante los avatares de una vida tan cambiante.
Bajo la mirada. Solo estoy yo y lo que fue el lugar. Camino, medito y dejo caer unas lágrimas con mis sentimientos puestos en mis arraigos. Añoro…
Joaquín Nieto Reguera
Con mi agradecimiento a:
Leticia Reguera Tabares quien propició el encuentro de su abuelo con sus orígenes y tomó las fotos el día 19/08/2021 en Los Bermejos (San Bartolomé. Lanzarote).
A Rafael Curbelo Armas quien aportó sus conocimientos y reportaje fotográfico de la geografía del lugar que dará pie a nuevos artículos.
A Ángel Barreto Viera y esposa, bodeguero de la zona, por su disposición y cooperación en la temática.
Qué preciosidad, Joaquín. Los mejores recuerdos no habitan en la memoria, son los que llevamos adheridos al alma.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Noray. Un abrazo muy fuerte, hasta el cielo.
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